El presente texto
tiene la intención de mirar la novela Los
detectives salvajes desde la óptica de la teoría postcolonial. Se trata de
un fin académico un tanto experimental mediante el cual se busca conocer si
dicha teoría podría ser aplicada a la novela y cuáles serían sus resultados y
contribución al mar de luz que otros estudios han arrojado.
Primero, debemos
tomar en cuenta que en la relación colonizador y colonizado, Bhabha considera
que existe una huella o un excedente que revienta al sistema por dentro.
Hagamos una pausa. Roberto Bolaño era un escritor que siempre se mantuvo lejos
del canon literario, sobre todo en su primera etapa como escritor de poesía y
fundador del movimiento infrarrealista. En este caso las figuras colonizadoras
son representadas por el mismo canon y por el libro en sí, el cual sin duda ha
sido un elemento canónico desde tiempos remotos, por no decir desde la antigua
Grecia. En la segunda etapa de su vida, Roberto Bolaño parte a Barcelona en
busca de otros y más enriquecedores horizontes literarios. Nunca deja de
escribir, ni de leer y siempre opta por tener cualquier empleo que le permita
sobrevivir a su oficio de escritor y de lector. Una vez asentado en Barcelona y
de subsistir económicamente de vendedor de bisutería, logra publicar su primer
libro de relatos Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce,
pero la intención aquí no es hablar de todos los libros que escribió Bolaño,
sino observar –de pasada- que poco a poco el libro lo va colonizando a través
de las editoriales que desde 1983 deciden publicarlo en España hasta 1998,
cuando publica Los detectives salvajes y es, quizás, esta “novela” en la que
esa condensación de la que habla Bhabha que revienta al sistema por dentro. Se
trata, pues, de una metáfora instalada en los detectives si tomamos en cuenta
que el “sistema” pudiera ser el libro, el cual, por dentro, revienta con la
fusión de varios elementos literarios que, incluso, han estado fuera del canon
y son señalados como marginados.
Tal fusión de
varios elementos o recursos literarios que existen dentro del formato libro-Los detectives salvajes es traducida a
la teoría de Bhabha como la hibridez. Es decir, la novela no responde a un
arquetipo específico ni a una forma literaria particular, sino todo lo
contrario. Responde a una identidad plural, desafiando, así, el sentido de una
identidad cultural homogénea que se ha instalado en el canon y que rechaza
ciertas formas de escribir la literatura o rechaza ciertos actores literarios,
como lo fue Roberto Bolaño durante varios años. Sin embargo, es atinada la
propuesta de Bhabha al decir que lo hibrido no resuelve la tensión entre dos
culturas, en este caso la tensión estaría centrada en la cultura literaria
canónica y la cultura literaria marginada. Además de no resolver la tensión
entre ambas formas culturales, lo hibrido perturba las barreras de acero del
canon, puesto que desde dentro de éste campo cultural se hace una elección
discriminada de quienes pueden ser los actores literarios con posibilidades de
entrar en el canon, lo cual implica que puedan publicar exitosamente.
Es interesante
observar que lo híbrido no sólo no resuelve la tensión, sino que plantea el
punto de unión de dos conceptos, en este caso –dos formas-, que parecen opuestas o que han sido
legitimizadas a través de la carencia del otro. Ese punto de unión puede ser visto,
también, como una deconstrucción, y en este sentido, Los detectives salvajes
presenta también una deconstrucción de conceptos opuestos como
canónico/marginado, y que reconstruidos se ven así: canónico-marginado. En el
primero hay un abismo o una barrera, en el segundo un puente.
Ahora, ¿cuáles son
esos elementos que hacen que el sistema reviente por dentro? Comenzando por la
estructura de la novela, se encuentran dos formas literarias marginadas que
quizá poco a poco marchan al círculo de la canónico, la primera: el diario, y
la segunda: el testimonio adquirido a través de entrevistas. Los personajes
principales de la primera y tercera parte de la novela, Arturo Belano, Ulises
Lima y el resto de los poetas realvisceralistas son hombres marginados, ignorados
y hechos menos por aquellos que se encuentran cerca y dentro del canon, sin
embargo los realvisceralistas aunque marginados tienen suficiente intelecto y
pasión por el conocimiento de la poesía. Una escena muy representativa de la
relación colonizador-colonizado, del concepto de hibridez y no tanto de
deconstrucción es la siguiente: Ulises Lima, Piel Divina y Moctezuma o
Cuauhtemoc, poetas realvisceralistas, se llevan a Luis Sebastián Rosado, a
Alberto Moore y su hermana al club nocturno Priapo’s. Cito el encuentro.
Y de repente, en menos tiempo del que uno se tarda en decir otredada,
ya estábamos borrachos y Ulises Lima recitaba un poema en francés, a santo de
qué, no sé, pero el caso es que lo recitaba, yo ignoraba que supiera francés,
inglés, puede, me parece que había visto en alguna parte una traducción suya de
Richard Brautigan, pésimo poeta, o de John Giorno, que vaya a saber uno quién
es, tal vez un heterónimo del propio Lima; pero francés en fin, me sorprendió
un poquito, buena dicción, pronunciación pasable, y el poema, cómo diré, me
sonaba, me sonaba, pero tal vez debido a la borrachera en ciernes, a los
boleros implacables, no lograba identificarlo. Pensé en Claudel, pero ni yo ni
ustedes nos imaginábamos a Lima recitando a Claudel, ¿verdad? Pensé en
Baudelaire, pensé en Catulle Mendés (algunos de cuyos textos yo traduje para
una revista universitaria), pensé en Nerval. Me avergüenza un poco reconocerlo,
pero eso fueron los nombres en los que pensé (…) Alberto, que al parecer jugaba
lo mismo que yo dijo Baudelaire. Por supuesto, no era Baudelaire. (…) El poema
es de Rimbaud. Una sorpresa. Quiero decir, una sorpresa relativa. La sorpresa
era que lo recitara en francés (Bolaño; 2010:154-155)
Esto podría interpretarse como lo marginado no
es igual a ignorancia y que cuando lo marginado llega a entrar en contacto con
lo canónico hay una explosión de diferencias que pueden cambiar las cosas de
lugar o, incluso, en el mejor de los casos, deconstruir esa realidad opuesta.
Bibliografía:
Bhabha, Homi K. (1994) El lugar de la cultura. Buenos Aires: Manantial.
Bolaño, Roberto (1998). Los detectives salvajes. Barcelona: Anagrama.
Periferia: otredad colonizado. Esta adaptación es interesante.
ResponderEliminarEl desarrollo es confuso, ¿el libro como objeto colonizado que coloniza a Bolaño? Entiendo que, en la juventud, desde la perifieria, Bolaño se haya sentido víctima. No entiendo cómo revierte este fenómeno, cómo adquiere su voz, y si esta voz es híbrida.
La segunda parte aclara, en gran manera, esta hibridez: el estudio del diario y de las entrevistas. Estos modelos narrativos "periféricos" deconstruyen desde la obra misma lo canónico.