Intelectual total
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Para Pierre Bordieu, Jean Paul Sartre es el más
grande ejemplo del intelectual total [del siglo XX]. ¿Cuáles son esas
características que conforman el arquetipo del intelectual total? Según P.
Bordieu, ser un intelectual total es ser pensador escritor, novelista,
metafísico y artista filósofo que compromete en las luchas políticas de su
tiempo todas esas autoridades o conjunto de poderes intelectuales y sociales
que antes había estado divididos, y “ahora” están reunidas en su persona. Son
varios los elementos que se conjugaron para dar el sí al intelectual total
encarnado en la figura pública de Jean Paul Sartre, por ejemplo, eliminar las fronteras entre binomios como
catedrático/filósofo, frontera académica/audacia crítica, erudición/inspiración,
farragosidad del concepto/elegancia de la escritura,
reflexividad/ingenuidad (1997:312).
¿Octavio Paz podría ser el intelectual total
de México?
El punto de vista del autor
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En este apartado confluyen dos aspectos
importantes de la literatura: el campo literario y el campo de poder. Explica
Pierre Bordieu que existe una relación muy cercana entre el campo literario y
el campo de poder. Entiéndase por campo literario como el lugar de las
prácticas y de las representaciones artísticas y por campo de poder “el espacio
de las relaciones de fuerza entre agentes o instituciones que tienen en común
el poseer el capital necesario para ocupar posiciones dominantes en los
diferentes campos (económico y cultural en especial)” (1995:320).
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El campo literario está dominado por un campo de
poder en manos de alguna autoridad cultural que, generalmente, impone su punto
de vista marcando los límites del campo y señalando así quiénes sí se
encuentran dentro de la categoría escritor y quiénes no, ya que esto último va
a depender de si aquel que pretende estar dentro de… comparte el punto de vista
de quien domina o ha fundado el campo. (1997:323)
El juego
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Dentro del dominante campo literario es
inevitable establecer cánones de escritura, algo así como una suerte de moda
que forma parte del ciclo de producción del arte. Para Pierre Bordieu, el juego
o la illusio artística es una aspecto
que depende directamente del productor, ya que es él quien le otorga valor a la
obra de arte, pero sobre todo, es quien la promueve y busca su reconocimiento
por parte de la crítica (la cual es otro tipo de productor, algo así como un
productor intelectual de lo que vale o no). Es así como los espectadores
terminan creyendo en el valor de la obra de arte (338, 339). Es un juego en el
cual se procura la creencia colectiva en el mismo juego, originando, así, un
poder de consagración que, como enuncia Pierre Bordieu “permite a los artistas
consagrados constituir determinados productos, mediante el milagro de la firma
(o del sello), en [supuestos] objetos sagrados.”
(1997:339)
Toma de posición.
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El espacio
de la toma de posición generalmente es controlado por el espacio de las posiciones, que, a su
vez, está determinado por el reparto de poder –temporal-. El espacio de las
posiciones es ese lugar en donde podría estar dominando el arte puro o el arte
comercial, el arte bohemio o burgués o algún género literario o artístico. La
toma de posición es influida por los
beneficios materiales o simbólicos de aquellas opciones del espacio de las
posiciones.(1997:342,351)
Oferta y demanda
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Uno de los casos más atractivos sobre la oferta
y la demanda expuesto por Pierre Bordieu es el de la vanguardia. Plantea que la
diversificación inicial, la cual fundamenta el principio del
funcionamiento de un espacio de
producción diverso, sólo es posible con un público variado que también la
sostiene y legítima. Respecto a la vanguardia Pierre Bordieu expone que “no se
concibe la aparición y desarrollo de una vanguardia artística y literaria en el
transcurso del siglo XIX sin el público que le garantiza la bohemia literaria y
artística concentrada en París y que, pese a ser demasiado pobre para poder
comprar, justifica el desarrollo de unas instancias de difusión y de
consagración específicas, adecuadas para proporcionar a los innovadores, aun
incluso a través de la polémica o el escándalo, una forma de patrocinio
simbólico” (1997:373). Pareciera, pues, que no todo depende del productor, sino
de la fuerza y del ingenio de su público.
Bibliografía
Bordieu, Pierre (1997), Las reglas del arte, Génesis y estructura
del campo literario, Barcelona, Anagrama.
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