martes, 23 de abril de 2013

El campo literario de Roberto Bolaño. El periodo infrarrealista



Explica Pierre Bordieu que existe una relación muy cercana entre el campo literario y el campo de poder. Entiéndase por campo literario como el lugar de las prácticas y de las representaciones artísticas y por campo de poder “el espacio de las relaciones de fuerza entre agentes o instituciones que tienen en común el poseer el capital necesario para ocupar posiciones dominantes en los diferentes campos (económico y cultural en especial)” (1995:320). Durante la década de los setenta, el campo literario estuvo regido por la figura de Octavio Paz, quien era una suerte de pieza movible libremente entre el campo literario y el campo de poder. En el año de 1968, tras los lamentables acontecimientos del 2 de octubre, Octavio Paz había renunciado a su puesto de embajador de México en la India, para volver al país de la recién turbulencia. Su trayectoria política y cultural le permitiría instalarse con o sin intenciones en el campo literario y en el campo de poder, simultáneamente.


Mientras que Octavio Paz había sido educado con la lectura de los poetas del siglo de oro, con la asistencia personal en casa de José Gorostiza y desde muy pequeño había demostrado su capacidad de memoria, su refinado gusto por la poesía y su participación política en pro de la causa revolucionaria, Roberto Bolaño había dejado la preparatoria a medias, aunque también tenía gusto por la poesía, un gusto cosechado por la madre, pero no desarrollado con la elegancia ni disciplina que O. Paz. Octavio Paz venía de una preparación poética casi de la mano de los contemporáneos, quienes, a su vez, habían leído a los clásicos; su educación había sido en la tradición y desde la tradición, leyó  a la vanguardia como los contemporáneos, subrayando nada más el quiebre con la tradición, destacando la nueva creación. Roberto Bolaño venía de una preparación poética casi autónoma y dispersa, quizás, de una formación política de izquierda, casi anarquista, venía del país de Vicente Huidobro, de Alejandro Jodorowsky y Nicanor Parra y leyó a la vanguardia como aquello que hace del arte un simple objeto irreverente, subarayando la discidencia política y cultural con la tradición repleta de valores vacíos que volvían a trastocar las conciencias durante el periodo de la guerra fría entre Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Una de las etapas más polémicas del escritor Roberto Bolaño es la del infrarrealismo. El movimiento infrarrealista tiene una historia interesante y peculiar, porque desde un “inicio” manifiesta una posición aguerrida dentro del campo literario. Varios de los infrarrealistas, por ejemplo, Mario Santiago, Cuauhtémoc y Ramón Méndez y Héctor Apolinar se conocieron en el taller de poesía de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México, que era impartido por Juan Bañuelos. Pero ¿Quién es Juan Bañuelos? Un poeta, un poeta chiapaneco “que recorre la realidad con ojos antiguos muy presentes y provoca el encuentro de misterios”, escribió Juan Gelman en un artículo del diario La Jornada[1]. Merodear por la red y encontrar una foto de J. Bañuelos junto a Octavio Paz dice mucho de la posición del tallerista dentro del campo literario y es que estar cerca de Octavio Paz era estar cerca de la hegemonía cultural y beneficiarse de ella.
El infrarrealismo nació gracias a que Juan Bañuelos la hacía de un muy mal tallerista de poesía, según el testimonio de varios de los que estuvieron presentes. La situación era insostenible, uno leía su poema y los demás lo criticaban y esa era, supuestamente, la dinámica del taller. Esto duró hasta que Mario Santiago llegó con la carta de renuncia de Juan Bañuelos, la cual le dio a firmar a todos sus compañeros y al mismo Bañuelos. Dos meses más tarde el taller había “desaparecido”, cuenta Ramón Méndez. Los insurrectos que habían apoyado la renuncia de J. Bañuelos se frecuentaron, solidificaron su amistad en torno a la poesía y crearon el movimiento infrarrealista, un grupo que tendría como hilo conductor la subversión vital contra el oficialismo de la cultura.
De este periodo  infrarrealista son los más famosos episodios de la vida de Roberto Bolaño, los episodios que comenzarían a definir públicamente su posición dentro del campo literario: subversión vital contra el oficialismo de la cultura. Pero de qué trataba ese oficialismo de la cultura? La pregunta nos remite a algo que Pierre Bordieu explicó muy bien en Las reglas del arte: el campo literario está dominado por un campo de poder en manos de alguna autoridad cultural que, generalmente, impone su punto de vista marcando los límites del campo y señalando así quiénes sí se encuentran dentro de la categoría escritor y quiénes no, ya que esto último va a depender de si aquel que pretende estar dentro de… comparte el punto de vista de quien domina o ha fundado el campo (1997:323). Así, el campo literario dominado por la autoridad cultural de Octavio Paz & company, quienes imponían sus puntos de vista que apuntaban hacía la tradición poética más tradicional del mundo y a la parte creativa y snob de la vanguardia de los veinte, era visto por los infrarrealistas como el oficialismo de la cultura que no permitía que se filtraran propuestas estéticas alejadas de lo clásico o, mejor dicho, de lo tradicional, así, pues, ellos mismos se sentirían excluidos del campo literario. Pero el sentimiento de rechazo no bastaría para que el infrarrealismo continuara su camino literario explorando el estilo marginal. El sentimiento de rechazo fue externado públicamente en los recitales de poesía que eran organizados por las instituciones que replicaban y daban vida a la propuesta y dominio literario del canon. Frases como “Octavio Paz es un idiota” son parte ya de la memoria colectiva de la cultura en México, entonces el rechazo comenzó  a ser mutuo. Hasta aquí, se puede señalar que Octavio Paz se encontraba en el centro del canon, desde donde dominaba el resto del campo y Roberto Bolaño se encontraba en la periferia, desde donde luchaba por no ser dominado.


Bibliografía
Bordieu, Pierre (1997), Las reglas del arte, Génesis y estructura del campo literario, Barcelona, Anagrama.





[1] http://www.jornada.unam.mx/2001/02/10/banuelos.html recuperado el domingo 21 de abril del 2013.

miércoles, 17 de abril de 2013

2. El punto de vista del autor. Algunas propiedades generales de los campos de producción cultural


Intelectual total
·         Para Pierre Bordieu, Jean Paul Sartre es el más grande ejemplo del intelectual total [del siglo XX]. ¿Cuáles son esas características que conforman el arquetipo del intelectual total? Según P. Bordieu, ser un intelectual total es ser pensador escritor, novelista, metafísico y artista filósofo que compromete en las luchas políticas de su tiempo todas esas autoridades o conjunto de poderes intelectuales y sociales que antes había estado divididos, y “ahora” están reunidas en su persona. Son varios los elementos que se conjugaron para dar el sí al intelectual total encarnado en la figura pública de Jean Paul Sartre, por ejemplo,  eliminar las fronteras entre binomios como catedrático/filósofo, frontera académica/audacia crítica, erudición/inspiración, farragosidad del concepto/elegancia de la escritura, reflexividad/ingenuidad  (1997:312).

¿Octavio Paz podría ser el intelectual total de México?


El punto de vista del autor
·         En este apartado confluyen dos aspectos importantes de la literatura: el campo literario y el campo de poder. Explica Pierre Bordieu que existe una relación muy cercana entre el campo literario y el campo de poder. Entiéndase por campo literario como el lugar de las prácticas y de las representaciones artísticas y por campo de poder “el espacio de las relaciones de fuerza entre agentes o instituciones que tienen en común el poseer el capital necesario para ocupar posiciones dominantes en los diferentes campos (económico y cultural en especial)” (1995:320).
·         El campo literario está dominado por un campo de poder en manos de alguna autoridad cultural que, generalmente, impone su punto de vista marcando los límites del campo y señalando así quiénes sí se encuentran dentro de la categoría escritor y quiénes no, ya que esto último va a depender de si aquel que pretende estar dentro de… comparte el punto de vista de quien domina o ha fundado el campo. (1997:323)


El juego
·         Dentro del dominante campo literario es inevitable establecer cánones de escritura, algo así como una suerte de moda que forma parte del ciclo de producción del arte. Para Pierre Bordieu, el juego o la illusio artística es una aspecto que depende directamente del productor, ya que es él quien le otorga valor a la obra de arte, pero sobre todo, es quien la promueve y busca su reconocimiento por parte de la crítica (la cual es otro tipo de productor, algo así como un productor intelectual de lo que vale o no). Es así como los espectadores terminan creyendo en el valor de la obra de arte (338, 339). Es un juego en el cual se procura la creencia colectiva en el mismo juego, originando, así, un poder de consagración que, como enuncia Pierre Bordieu “permite a los artistas consagrados constituir determinados productos, mediante el milagro de la firma (o del sello), en [supuestos] objetos sagrados.” (1997:339)


Toma de posición.
·         El espacio de la toma de posición generalmente es controlado por el espacio de las posiciones, que, a su vez, está determinado por el reparto de poder –temporal-. El espacio de las posiciones es ese lugar en donde podría estar dominando el arte puro o el arte comercial, el arte bohemio o burgués o algún género literario o artístico. La toma de  posición es influida por los beneficios materiales o simbólicos de aquellas opciones del espacio de las posiciones.(1997:342,351)


Oferta y demanda
·         Uno de los casos más atractivos sobre la oferta y la demanda expuesto por Pierre Bordieu es el de la vanguardia. Plantea que la diversificación inicial, la cual fundamenta el principio del funcionamiento  de un espacio de producción diverso, sólo es posible con un público variado que también la sostiene y legítima. Respecto a la vanguardia Pierre Bordieu expone que “no se concibe la aparición y desarrollo de una vanguardia artística y literaria en el transcurso del siglo XIX sin el público que le garantiza la bohemia literaria y artística concentrada en París y que, pese a ser demasiado pobre para poder comprar, justifica el desarrollo de unas instancias de difusión y de consagración específicas, adecuadas para proporcionar a los innovadores, aun incluso a través de la polémica o el escándalo, una forma de patrocinio simbólico” (1997:373). Pareciera, pues, que no todo depende del productor, sino de la fuerza y del ingenio de su público.


Bibliografía
Bordieu, Pierre (1997), Las reglas del arte, Génesis y estructura del campo literario, Barcelona, Anagrama.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Los detectives salvajes desde la perspectiva postcolonial



El presente texto tiene la intención de mirar la novela Los detectives salvajes desde la óptica de la teoría postcolonial. Se trata de un fin académico un tanto experimental mediante el cual se busca conocer si dicha teoría podría ser aplicada a la novela y cuáles serían sus resultados y contribución al mar de luz que otros estudios han arrojado.
Primero, debemos tomar en cuenta que en la relación colonizador y colonizado, Bhabha considera que existe una huella o un excedente que revienta al sistema por dentro. Hagamos una pausa. Roberto Bolaño era un escritor que siempre se mantuvo lejos del canon literario, sobre todo en su primera etapa como escritor de poesía y fundador del movimiento infrarrealista. En este caso las figuras colonizadoras son representadas por el mismo canon y por el libro en sí, el cual sin duda ha sido un elemento canónico desde tiempos remotos, por no decir desde la antigua Grecia. En la segunda etapa de su vida, Roberto Bolaño parte a Barcelona en busca de otros y más enriquecedores horizontes literarios. Nunca deja de escribir, ni de leer y siempre opta por tener cualquier empleo que le permita sobrevivir a su oficio de escritor y de lector. Una vez asentado en Barcelona y de subsistir económicamente de vendedor de bisutería, logra publicar su primer libro de relatos Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce, pero la intención aquí no es hablar de todos los libros que escribió Bolaño, sino observar –de pasada- que poco a poco el libro lo va colonizando a través de las editoriales que desde 1983 deciden publicarlo en España hasta 1998, cuando publica Los detectives salvajes y es, quizás, esta “novela” en la que esa condensación de la que habla Bhabha que revienta al sistema por dentro. Se trata, pues, de una metáfora instalada en los detectives si tomamos en cuenta que el “sistema” pudiera ser el libro, el cual, por dentro, revienta con la fusión de varios elementos literarios que, incluso, han estado fuera del canon y son señalados como marginados.
Tal fusión de varios elementos o recursos literarios que existen dentro del formato libro-Los detectives salvajes es traducida a la teoría de Bhabha como la hibridez. Es decir, la novela no responde a un arquetipo específico ni a una forma literaria particular, sino todo lo contrario. Responde a una identidad plural, desafiando, así, el sentido de una identidad cultural homogénea que se ha instalado en el canon y que rechaza ciertas formas de escribir la literatura o rechaza ciertos actores literarios, como lo fue Roberto Bolaño durante varios años. Sin embargo, es atinada la propuesta de Bhabha al decir que lo hibrido no resuelve la tensión entre dos culturas, en este caso la tensión estaría centrada en la cultura literaria canónica y la cultura literaria marginada. Además de no resolver la tensión entre ambas formas culturales, lo hibrido perturba las barreras de acero del canon, puesto que desde dentro de éste campo cultural se hace una elección discriminada de quienes pueden ser los actores literarios con posibilidades de entrar en el canon, lo cual implica que puedan publicar exitosamente.
Es interesante observar que lo híbrido no sólo no resuelve la tensión, sino que plantea el punto de unión de dos conceptos, en este caso –dos formas-,  que parecen opuestas o que han sido legitimizadas a través de la carencia del otro. Ese punto de unión puede ser visto, también, como una deconstrucción, y en este sentido, Los detectives salvajes presenta también una deconstrucción de conceptos opuestos como canónico/marginado, y que reconstruidos se ven así: canónico-marginado. En el primero hay un abismo o una barrera, en el segundo un puente.
Ahora, ¿cuáles son esos elementos que hacen que el sistema reviente por dentro? Comenzando por la estructura de la novela, se encuentran dos formas literarias marginadas que quizá poco a poco marchan al círculo de la canónico, la primera: el diario, y la segunda: el testimonio adquirido a través de entrevistas. Los personajes principales de la primera y tercera parte de la novela, Arturo Belano, Ulises Lima y el resto de los poetas realvisceralistas son hombres marginados, ignorados y hechos menos por aquellos que se encuentran cerca y dentro del canon, sin embargo los realvisceralistas aunque marginados tienen suficiente intelecto y pasión por el conocimiento de la poesía. Una escena muy representativa de la relación colonizador-colonizado, del concepto de hibridez y no tanto de deconstrucción es la siguiente: Ulises Lima, Piel Divina y Moctezuma o Cuauhtemoc, poetas realvisceralistas, se llevan a Luis Sebastián Rosado, a Alberto Moore y su hermana al club nocturno Priapo’s. Cito el encuentro.
Y de repente, en menos tiempo del que uno se tarda en decir otredada, ya estábamos borrachos y Ulises Lima recitaba un poema en francés, a santo de qué, no sé, pero el caso es que lo recitaba, yo ignoraba que supiera francés, inglés, puede, me parece que había visto en alguna parte una traducción suya de Richard Brautigan, pésimo poeta, o de John Giorno, que vaya a saber uno quién es, tal vez un heterónimo del propio Lima; pero francés en fin, me sorprendió un poquito, buena dicción, pronunciación pasable, y el poema, cómo diré, me sonaba, me sonaba, pero tal vez debido a la borrachera en ciernes, a los boleros implacables, no lograba identificarlo. Pensé en Claudel, pero ni yo ni ustedes nos imaginábamos a Lima recitando a Claudel, ¿verdad? Pensé en Baudelaire, pensé en Catulle Mendés (algunos de cuyos textos yo traduje para una revista universitaria), pensé en Nerval. Me avergüenza un poco reconocerlo, pero eso fueron los nombres en los que pensé (…) Alberto, que al parecer jugaba lo mismo que yo dijo Baudelaire. Por supuesto, no era Baudelaire. (…) El poema es de Rimbaud. Una sorpresa. Quiero decir, una sorpresa relativa. La sorpresa era que lo recitara en francés (Bolaño; 2010:154-155)
Esto podría interpretarse como lo marginado no es igual a ignorancia y que cuando lo marginado llega a entrar en contacto con lo canónico hay una explosión de diferencias que pueden cambiar las cosas de lugar o, incluso, en el mejor de los casos, deconstruir esa realidad opuesta.

Bibliografía:
Bhabha, Homi K. (1994) El lugar de la cultura. Buenos Aires: Manantial.
Bolaño, Roberto (1998). Los detectives salvajes. Barcelona: Anagrama.

martes, 5 de marzo de 2013

Dos puntos de vista contra la propuesta postcolonial de Bhabha

Unas de las semejanzas entre los argumentos de Antony Easthope y Festson Kalua es que ambos tiene un punto de vista que no precisamente está a favor de la controvertida propuesta poscolonialista de Homie Bhabha. El punto de vista de Antony Easthope discurre sobre el concepto de hibridez, pues para Easthope se trata de un concepto que no tiene una definición salvo en relación con todo aquello que no es hibrido, que se encuentra puro. La hibridez, lejos de mejorar la relación entre dos culturas o civilizaciones distintas, mantiene las tensiones de las heridas históricas, es por eso que Easthope sugiere que “habitar intersticios es agradable sólo mientras alguien lo está haciendo por ti” (347). Por su parte, Feston Kalua, quien reflexiona sobre la identidad africana, opina que en Homi Bhabha's Third Space and African ha demostrado que la cultura, derivada de acciones de las personas, incluyendo su capacidad de reinventarse y reconstituirse en lo cotidiano de su existencia, no puede ser una totalidad (29,30).

martes, 26 de febrero de 2013

Un par de aportaciones de Edward Said


La mayor y más general aportación de Edward Said en Orientalismo (1978) es quizás el profundo estudio que hizo sobre la forma en que la fuerza, la erudición y la imaginación del continente Europeo y Estados Unidos de Norteamérica veían a Oriente Próximo, a los árabes y al islam. Encasillar a las culturas o pueblos en castas o en esencias separadas y diferentes puede ser una gran equivocación que mantiene una consecuencia que está en relación con el poder, se trata de afianzar nuestro pensar divisorio como oriente y occidente. Es interesante ver cómo en Cultura e imperialismo (1993) Edward Said retoma el anterior planteamiento para llegar a la comprensión sobre la hibridez y heterogeneidad de las culturas, las cuales se encuentran tan interrelacionadas y tan interdependientes que no se puede realizar una descripción unitaria de su individualidad.

domingo, 17 de febrero de 2013

R. Williams: el inicio de una revolución teórica-cultural


Los inicios de los Estudios culturales plantearon la necesidad de analizar la cultura dentro de un sistema social, por lo tanto las condiciones sociales e históricas incluirían al arte y a la literatura dentro de un sistema más complejo que establece relaciones entre arte y estructura económica, histórica y social. El primero en establecer las bases de dicho análisis fue Raymond Williams (Reino Unido 1921 – 1988), este ensayo establecerá la relación entre la obra de Williams titulada Cultura y sociedad. 1780 -1950. De Coleridge a Orwell y su productor, consumidor y contexto.

1.      Productor
Raymond Williams es una figura legendaria de lo ahora conocido como “Estudios culturales”. En su juventud colaboró en campañas de solidaridad con España y China, su internacionalismo lo llevó a adjuntarse en una experiencia personal en La Segunda Guerra Mundial, fue activo en la campaña de solidaridad con Vietnam y en varias coaliciones en contra del Poder Militar Británico. El activismo político que Raymond Williams llevó a cabo durante su vida fue un eje crucial en sus reflexiones para una teoría cultural.

Williams dedicó su vida y obra a establecer las bases para una teoría cultural. Williams subraya la necesidad de explorar las relaciones entre diversas y específicas actividades humanas dentro de las situaciones históricas. El acercamiento al elemento de la producción en la obra de Raymond Williams se centrará en el Prólogo de la primera edición, el Prólogo a la edición de 1987 y las Conclusiones de su libro Cultura y sociedad. 1780 -1950. De Coleridge a Orwell. El título del original en inglés es Culture and society. Coleridge to Orwell, este libro prosiguió a la investigación iniciada con la fundación de la revista Politics and Letters de la que fue editor Raymond Williams entre 1946 y 1948, el objetivo de la revista se fundamentó en explorar y reinterpretar la tradición que describe la palabra “cultura” en términos de la experiencia de su generación. También partes del libro fueron publicadas en Universities and Left Review[1], esta revista se distinguió por su rechazo a la ortodoxia del partido laborista británico y al legado del Partido Comunista en Gran Bretaña. En 1950 comenzó a escribir el libro que estuvo en prensa mientras que Williams meditó sobre las direcciones en que podían avanzar con provecho a los trabajos realizados en la edición de su revista:

Me parece, en primer lugar, que estamos llegando, desde distintos caminos, a un punto en que podría elaborarse efectivamente una nueva teoría general de la cultura. En este libro procuré aclarar la tradición, pero puede ser posible avanzar desde aquí hacia una plena reformulación de los principios que tome la teoría de la cultura como una teoría de las relaciones entre los elementos pertenecientes a todo un modo de vida (Raymond Williams, 2001: 8).

Tal como afirman sus palabras anteriores, en el Prólogo de la primera edición de su libro Cultura y sociedad. 1780 – 1950. De Coleridge a Orwell, considera imperante examinar los procesos detallados de la cultura, asimismo una revisión de la historia cultural recibida en relación con los temas del alfabetismo, los niveles educativos y la prensa, es necesario realizar estudios pormenorizados de los problemas sociales y económicos de la expansión cultural como herramientas para formular una política común adecuada. Sin embargo es interesante resaltar que en el Prólogo a la edición de 1987, Williams ve su estudio de una forma diferente:

Ya han pasado más de 25 años desde que escribí Cultura y Sociedad. A veces, cuando lo releo todo o en parte, me parece que es como leer un libro escrito por otro. No obstante, fue en él donde encontré por primera vez una posición que expresaba mi idea de lo que había pasado y aún estaba pasando en la civilización industrial y en su arte y su pensamiento. Desde entonces desarrollé y en ocasiones modifiqué determinados aspectos y juicios, pero no renuncié a mi opinión de que una de las formas fundamentales de entender los dos extraordinarios siglos que cambian tan enormemente el mundo y que subyacen a su gran crisis actual consiste en valerse de la reflexión detallada y compleja sobre la cultura que ha sido tan activa y vibrante en todas sus etapas (Raymond Williams, 2001: 9).

            Cultura y sociedad. 1780 -1950. De Coleridge a Orwell se publicó en 1958, fue considerado como un texto fundador de la nueva izquierda británica, el mismo Williams en este Prólogo menciona que este libro junto con su libro The Long RevolutionThe Uses of Literacy de Richard Hoggart y William Morris y La formación de la clase obrera en Inglaterra de E. P. Thompson para poner en marcha una nueva tradición intelectual y política, su respuesta en el Prólogo a la edición de 1987 es interesante:

Toca a otros decirlo. La historia, en realidad, es muy compleja. Pero recuerdo que en 1968 se decía algo diferente. Estos libros, o algunos de ellos, todavía eran respetados, pero a menudo se les atribuía una especie de radicalismo cultural que desde entonces quedó a la zaga de un tipo de socialismo más claro, más duro y, en rigor, más tradicional. Sea como fuere, sé que elaboré algunos de los argumentos en ese sentido, por razones a las que todavía adhiero (Raymond Williams, 2001: 10 – 11).

Estos prólogos son interesantes al relacionarlos con las Conclusiones de este mismo libro por los planteamientos que expone sobre la idea de cultura, la democracia de masas y los puntos de una cultura incluyente. En las conclusiones se define la idea de cultura como la reacción general a un cambio general y fundamental en las condiciones de nuestra vida común, en las cuales el hombre tiene una intervención directa, también la idea de cultura es un proceso, tres fases principales contribuyen a entender las fases de la idea de cultura, la de la industria, la cuestión de la democracia y la cuestión del arte. Las bases de la teoría cultural que desarrolló Williams se plantearon el problema de la emancipación y de la cultura como ejercicio de la democracia.

            La crítica que desarrolla Raymond Williams en sus conclusiones es precisamente a la democracia caracterizada simplemente como el proceso mediante el cual una clase dominante encauza su tarea de gobernar, para la cual las masas constituyen una amenaza a la cultura, estos conceptos de masa y democracia de la clase en el poder son productos de la revolución industrial; así el desarrollo de la idea de cultura ha sido una crítica de lo que se denominó la idea burguesa de sociedad, esta crítica se debe fundamentar en el desarrollo de una cultura común, cuyo principal objetivo es “Liberarse de la ilusión de la existencia objetiva de “las masas” e inclinarse a la adopción de una concepción más real y activa de los seres humanos y sus relaciones es, de hecho, realizar una nueva libertad (Raymond Williams, 2001: 273)”.


2.      Consumidor

El presente apartado se abocará a la relación entre consumidor y obra en Cultura y sociedad. 1780-1950 De Coleridge a Orwell, en dicho texto, el autor aborda las relaciones que entablan la cultura, la política y la industria dentro de la sociedad y los grupos que la integran; de igual modo, reconstruye la evolución y los cambios que han enfrentado cada uno de estos espacios sociales.

            En los modos en que se relacionan cultura, política e industria, para Williams, sobresale uno y es el de los mass media. En este confluyen tanto los intereses ideológicos, económicos y culturales. En lo ideológico está la reproducción de un cierto modo de pensar que las clases dominantes buscan propiciar en las clases subalternas, o como diría el autor, las masas.

            Esto último asociado al rubro de obra y consumidor nos permite comentar lo siguiente: Raymond Williams no mira con malos ojos a los mass media sino al contenido que éstos difunden pues en su mayoría los contenidos son de ínfima calidad aunque el alcance que poseen es muy importante. Para Williams, la comunicación masiva empieza desde la aparición de la imprenta y del libro y va desarrollándose tecnológicamente con la aparición del telégrafo, la radio, la fotografía hasta la aparición de la televisión. Lo anterior puede ser aplicado al caso propio del autor, pues su obra ha tenido como su principal medio de difusión al libro, impreso (formato que asumió en sus primeras ediciones) y digital (actualmente). Lo digital ha agilizado la difusión y abaratado los costos. Sin embargo, no se ha hecho más asequible a las clases populares desde el momento en que su medio de comunicación es la palabra escrita, restringida no sólo para quienes pueden leer sino para aquellos que han tenido una educación superior al común de la gente. Lo cual limita su consumo a los individuos que conforman la élite cultural. Lo anterior se respalda considerando el hecho de que un porcentaje importante de las publicaciones de Raymond Williams ha salido de universidades que poseen prestigio mundial como Columbia University, Stanford University y Oxford. La interpretación que puede hacerse es el dominio ideológico y económico de dichas instituciones así como la legitimación de la obra de Williams.

            Por otro lado, cabe resaltar que el lenguaje del que se sirve el autor es claro, de fácil comprensión para cualquier universitario, es decir, su lenguaje no es un metalenguaje que implique el dominio de ciertos conceptos y que se aboque a determinados campos de estudio. En ese sentido, se puede concluir que Williams buscó el apoyo de universidades de prestigio por el alcance mediático que estas permiten.

3.      Contexto
En el inicio de este ensayo al plantear la relación e productor y obra resaltamos la figura de Raymond Williams en tanto activa en las cuestiones políticas y sociales de su tiempo, asimismo es importante para plantear el análisis del contexto resaltar aspectos de su biografía que se relacionan con un contexto histórico particular.

Raymond Williams nace tres años después de la Gran Guerra o Primera Guerra Mundial (1914-1918), de la cual Reino Unido había sido parte de la Triple Entente (Francia, Rusia y R. Unido), ejércitos que combatirían a la Triple Alianza (Alemania, Austria-Hungría e Italia). Desde este periodo de guerra, la revolución bolchevique (y el comunismo, por supuesto), significó para algunos el acontecimiento que podía poner fin a la Guerra. Durante la Primera y Segunda Guerra las ideas de los diferentes sistemas políticos eran adoptadas en todos los países de Europa y de América por grupos minoritarios que se mostraban en contra del sistema imperante. Gran Bretaña era un reino que practicaba la tradición democrática desde el siglo XIX, sin embargo, eso no impidió que el carisma del Comunismo albergara en el centro del movimiento a intelectuales que llevarían sus análisis sociológicos, más allá de la mera política y economía. En este periodo destaca el Círculo de Birmingham que estuvo constituido por Marxistas británicos que habían sido miembros del Partido Comunistas, del cual se alejan a causa de diferencias con el sector ortodoxo del partido, y se abocan al estudio de la historia cultural.
Así, en el análisis que planteamos, el texto  es un reflejo del contexto. La escritura de Cultura y Sociedad  es realizada durante el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial  (1939-1945), una guerra en la que convergieron nuevos sistemas políticos: el sistema democrático, el nazista-fascista y el comunista.

El contexto se refleja en la obra ya que en ésta la historia de la cultura, en relación a la sociedad, se realiza a través de la lupa de la teoría marxista o la lucha de clases que, a su vez, es uno de los fundamentos del comunismo.

Sin embargo, la obra también refleja al contexto en la medida en la que analiza y reflexiona sobre los prejuicios de la burguesía que, lejos de democratizar, acentúan la franja elitista entre la alta y baja cultura (lo cual no debería existir en una verdadera sociedad democrática).

Masa es todo y nada. Es todo cuando utilizamos el término para señalar al otro, al populacho. Y es nada cuando otro, nos señala a nosotros como parte de ese conglomerado despectivamente llamado populacho. Es un imaginario que no tendrá cabida en la medida en la que la sociedad genere su propia igualdad cultural (sociedad, economía y política), con la aceptación y eliminación de miedos y prejuicios de la burguesía y el aporte solidario de la clase obrera.

La comunicación entre la obra y el contexto se da en dos niveles:
                               I.            En la influencia del contexto político comunista que aporta los fundamentos para el análisis de la lucha de clases.
                            II.            En la sociedad que merecemos dentro de ese entramado complejo cultura-economía y política: una sociedad comunitaria, igualitaria, democráticamente auténtica, con pleno acceso a la cultura, con igualdad de posibilidades y de juicios estéticos.
Anahí Calderón 
Diana Elena García
Linén Rojas Romero




Bibliografía

SAN JUAN, E. Jr., “Raymond Williams and The Idea of Cultural Revolution”, College Literature,Vol. 26, No. 2, Spring, 1999, pp. 118 – 136,  http://www.jstor.org/stable/25112456

Universities and Left Review: http://newleftreview.es/history
WILLIAMS, Raymond, Cultura y sociedad. 1780 – 1950. De Coleridge a Orwell, Buenos Aires, Nueva Visión, 2001.


lunes, 11 de febrero de 2013

Conclusiones de Raymond Williams en Cultura y Sociedad


Conclusiones de Raymond Williams en Cultura y Sociedad
(se incluyen algunos comentarios)
“Historia de la idea de cultura: registro de nuestras reacciones mentales y sentimentales al cambio de condiciones de nuestra vida en común”. Un ejemplo de dicha afirmación de Raymond Williams es el caso del artista plástico Jackson  Pollock (-1956), quien realizó la parte más importante de su obra durante los años de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Se trata de dos acontecimientos opuestos, por un lado tenemos el abstraccionismo individual y por el otro manifestaciones políticas colectivas. Actualmente, la lectura que se la da a la expresión pictórica de Pollock es la de “una expresión simbólica de un espíritu individualista y libre tras la muerte anónima de millones d personas en la guerra” (Elger; s/a: 19). Pero no sólo eso, el arte que remite a un mundo interior subjetivo es también la contraposición al mundo exterior que busca un objetivo en común, como lo fue en los años de la Segunda Guerra Mundial y el nazismo como expresión más basta de la colectividad apoyando las nacionalistas del Fürher. Es así como podemos apreciar al arte, como una manifestación cultural, como un registro de reacciones mentales y sentimentales al cambio de condiciones de la vida en común.
Sin embargo, para R. Williams, la observación de estos fenómenos y, por consiguiente, “La elaboración de la idea de cultura es un lento esfuerzo por recuperar el control” (2001:245), mismo que podría llevar a la sociedad a realizar la emancipación. Una pregunta. ¿A caso, ese lento esfuerzo por recuperar el control no podría representar un revés en la institución donde se concentra la hegemonía cultural?
En cuanto a la relación entre Cultura y Sociedad, R. Williams propone un par de conclusiones que apuntan a los conceptos de masa y masas; a la comunicación masiva; a la idea de comunidad; y al desarrollo de una cultura en común. Vemos como pasa de debatir esos conceptos que expresan cierta vulgaridad a la idea de una sociedad en común que se fundamente en la solidaridad.
a)      Masa y masas. Los conceptos de masa y masas tienen su raíz en la primera revolución industrial, cuando en los centros industriales, como ciudades y fabricas se aglomeraron ciertos de personas en pos del progreso; de ahí que masa fuera una nueva palabra para señalar al populacho de la sociedad (que se distinguía por su bajeza en sus gustos y costumbres). El afectado más directo de esto sería la democracia, que hasta entonces tenía una reputación clásica, se convertiría en una democracia de masas, porque la democracia es el gobierno de la mayoría, en otras palabras, el gobierno de la bajeza o la mediocridad, señala Raymond Williams que aquello representa un problema, porque entonces o se niega la democracia o se busca otro término adecuado, ya que masas no puede ser igual a populacho, en su acepción destructiva
b)      Comunicación masiva. Señalar a la comunicación como una cuestión masiva depende de un criterio que esté cimentado más en la intención del orador o escritor que de la técnica empleada, ya que buscar la masificación de aquello que se quiere comunicar tiene que ver directamente con el para qué y el cómo interprete el escritor u orador a la sociedad.
c)       La idea de comunidad. La idea de comunidad se definió de diferentes maneras:
1.       Idea de servicio
2.       Idea de solidaridad.
Ambas opuestas al liberalismo burgués, y opuestas entre sí. Fueron desarrolladas por la clase media y la clase obrera.
 La idea de servicio es parte del paradigma de función que recae en la educación
funcionaria que, a su vez, conocemos como funcionarios. Según Raymond Williams, una parte considerable de la educación de la clase media inglesa se consagra a la formación de funcionarios, el cual no es un líder y tiene el principio del respeto a la autoridad. Pero más allá de lo anterior, este sistema de funcionarios sólo sirve para mantener y confirmar el statu quo, el cual es un proveedor de inequidad entre los hombres y mujeres del resto de la sociedad. Es por ello que al ser propuesta a los obreros, como una interpretación de solidaridad, no fue aceptada en su totalidad (2001:268, 269).
d)      El desarrollo de una cultura común.  En el primer párrafo de este apartado, Raymond Williams continúa la idea de solidaridad apenas mencionada en La idea de comunidad (en donde explica por qué la comunidad o la cultura común no puede edificarse en la idea de servicio, aunque ésta también se oponga al liberalismo burgués). Sin embargo, una frase basta para entender por qué la solidaridad sí hace posible el desarrollo de una cultura común y esto se debe a que para R. Williams “la idea de solidaridad es potencialmente el fundamento real de una sociedad” (2001:271), en el fondo de este planteamiento se asoma una idea mucho más plena: La solidaridad se debe dar entre iguales  y de manera habitual, porque cuando el fundamento de la solidaridad se lleva a la práctica de manera habitual, se torna en una virtud y en un pilar irrenunciable.

martes, 5 de febrero de 2013


En Raymond Williams y la idea de la Revolución Cultural (1999), el Doctor Epifanio San Juan, Jr. Explora y concentra las cinco contribuciones que Raymond Williams hace a la teoría literaria desde el campo de investigación de los Estudios Culturales.
        I.            Establece que el objeto de la multi-disciplina (Estudios Culturales) es el estudio de la cultura como el fruto de una serie de procesos y prácticas sociales que están intrínsecas a una red más amplia y compleja, en la que desempeñan un papel central la economía, la política, la cultura y el dominio de la reproducción social. Así mismo, el estudio de los mencionados elementos centrales de la red de las prácticas sociales son el principio, no sólo del enfoque de los Estudios Culturales, sino de cualquier disciplina que busque el progreso y la emancipación.
      II.            Propone la historización de las prácticas y los procesos culturales con el fin o la necesidad de comprender la ideología y política de la sociedad dividida en clases en el capitalismo tardío. Para  Raymond Williams, la ideología y la política son los ejes mediante los cuales se pueden comprender los problemas raciales o las  desigualdades sociales. En el caso de las trágicas diferencias sociales, éstas se han visto reflejadas en un proceso de polarización en el que, generalmente, los países desarrollados ocupan el territorio norte del mundo y los países en vías de desarrollo se encuentran en la zona sur de éste; se trata de un fenómeno de polarización Norte-Sur que, evidentemente, tiene repercusiones en el medio ambiente, provocando, así, desequilibrios ecológicos que derivan  tanto en enfermedades médicas que causen gran impacto en la economía de un Estado.
Recuérdese que uno de los antecedentes contextuales de los Estudios Culturales es la Segunda Guerra Mundial y que ésta fue impulsada por el führer Adolf Hitler, la ideología nazi y el principio de la superioridad de la raza aria. En este sentido, la Segunda Guerra Mundial es el ejemplo inmediato a la escuela británica de Estudios Culturales de cómo un problema étnico racial puede contribuir a detonar una guerra.
Observar y analizar las prácticas y los procesos sociales a través de la ideología y política de un Estado es necesario para la comprensión de  la cultura de las sociedades del capitalismo tardío.
    III.            Los Estudios Culturales contraponen y evalúan las relaciones de propiedad y de producción con actividades de descripción, de aprendizaje, y de intercambio y preservación de experiencias que surgen en el contexto del consumismo, las diversas desigualdades y el languidecimiento causados por el capitalismo.
Todas las prácticas culturales de una sociedad que se desarrollan en el sistema político y económico liberal, deben ser estudiadas y entendidas como un resultado del mismo Liberalismo, no como una representación alterna.
    IV.            La larga revolución cultura a través de los Estudios Culturales. Se trata de una transformación radical de la sociedad en la que se generen valores específicos, como que el ser humano desarrolle la capacidad y poder de dirigir su propia vida, la creación de instituciones democráticas, crear o aportar nuevas fuentes de energía para el trabajo humano, mediante el intercambio de experiencias. Con estos valores se promueve la interacción participativa de la sociedad en el proceso de emancipación.
      V.            La importancia de la participación sumamente activa de la sociedad en el proceso de emancipación se debe a que sólo se puede lograr mediante la revolución cultural, haciendo uso serio y consciente de las cuestiones vitales de los seres humanos que limitan su realización para llevarla a la categoría de happening permanente.